Está en marcha la restauración de la histórica parroquia del barrio San Francisquito
El edificio de Cafferata al 2600, de mediados de siglo XIX, está siendo puesto en valor en el marco del Fondo de Preservación Urbanística que protege a los inmuebles de alto valor patrimonial.
La iglesia San Francisco de las Llagas es todo un símbolo del barrio San Francisquito. El edificio ubicado en Cafferata al 2600 data de mediados de siglo XIX y es uno de los 5.800 que están protegidos por su alto valor patrimonial en la ciudad.
Con el objetivo de restaurarla y ponerla en valor, la Municipalidad de Rosario está realizando una obra que mejora la fachada y los techos, además de trabajos en el entorno incluyendo nuevas luces, arbolado y equipamiento urbano para mejorar el acceso y uso del espacio público aumentando la integración de la zona.
Se trata de una intervención para la conservación patrimonial similar a las que se vienen desarrollando en diferentes áreas de protección histórica, como el arco del club Tiro Suizo en el distrito Sur o la fachada de la iglesia Sagrado Corazón en el distrito Norte.
En 1832, una familia de Santiago del Estero levantó un oratorio a cuatro kilómetros de la plaza central de lo que por entonces era conocido como Villa del Rosario. Con el aporte de vecinos y mucho esfuerzo se convirtió en un punto de referencia para el pueblo bautizado San Francisco por la imagen del santo instalada dentro del oratorio. Dicha escultura fue reparada por el artista nicoleño Héctor Rodríguez, que también se encargó de hacer una réplica para la devoción. Este domingo 8 de octubre, a partir de las 9:30, todo el barrio estará de fiesta para recibir la imagen restaurada con una peregrinación.
La parroquia es un lugar estratégico del barrio que siglos atrás se llamó pueblo San Francisco. Allí confluyen dos escuelas, un centro de salud y un espacio deportivo que promueve la contención a través del fútbol, y la actividad del Mercado de Productores, desde donde a diario entran y salen las frutas y verduras que consumen los vecinos y vecinas de la ciudad. “La restauración de este patrimonio histórico de la ciudad, de este lugar de oración y de celebración es muy importante, sobre todo porque se trata de resguardar la historia, pero también porque le da un valor patrimonial a este lugar tan necesitado y populoso de nuestra ciudad”, evaluó el padre Cristian Salomón, párroco de la iglesia.
Las obras damandaron una inversión de $1.759.755 del Fondo de Preservación Urbanística de Rosario, creado en 1991 por la ordenanza 5278 con la intención de proteger y cuidar el patrimonio de la ciudad. La intendenta Mónica Fein, el secretario de Gobierno, Gustavo Leone, de Planeamiento, Pablo Ábalos y de Hacienda y Economía, Santiago Asegurado, firmaron un convenio para financiar y asesorar en las tareas que alcanzan el frente, interior del comedor y cubiertas de la iglesia. Las tareas fueron definidas y son supervisadas por el programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio de la Secretaría de Planeamiento.
Por el valor patrimonial, la parroquia tiene uno de los tres niveles más altos de fiscalización sobre cualquier modificación que pueda proyectarse. Es uno de los 584 edificios catalogados dentro del segundo anillo por su valor histórico y arquitectónico. En total, la ciudad cuenta con más de 5.800 inmuebles protegidos entre el área central, el primero y segundo anillo y el resto de los distritos.
Por fuera, por dentro
“Buscamos recuperar no sólo lo material sino el lenguaje y las técnicas que, más aún en los barrios, son un símbolo de pertenencia que no puede perder dignidad”, explicó la directora del programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio, Mariel Santos, quien recordó experiencias similares en 2014 en la zona norte (la torre del Perpetuo Socorro) y en zona sur, con el Hospital Español y el Arco del club Tiro Suizo.
Las tareas de restauración abarcan todo el frente, desde la torre, los laterales de la nave, el interior de la capilla original –hoy salón comedor–, las aberturas de maderas, el cambio de frente y herrerías –incluyendo las barandas del entrepiso–, la explanada del atrio, la escalinata de la entrada principal y la del comedor. Las mamposterías a la vista serán protegidas luego de ser restauradas con un producto hidrorepelente. Las intervenciones en la fachada respetan el revoque, los ornamentos y molduras originales mediante técnicas específicas para recuperar la autenticidad del mensaje arquitectónico de la obra. También se repondrá ornamentación y molduras que se desprendieron con los años a partir de la documentación histórica.
Pasado, presente y futuro
Desde el nombre compartido, iglesia y barrio no pueden pensarse por separado. La parroquia, la Escuela Particular Incorporada Nº1115 “San José” y la Escuela Particular Técnica Nº2076 “San Francisquito”, a las que asisten unos 700 alumnos tienen un ingreso común por calle Cafferatta. A metros está el Centro de Salud Nº 9, también bautizado San Francisquito, donde asisten a diario cientos de vecinos. A menos de una cuadra está el Mercado de Productores y la cancha de fútbol y sede de la Asociación de Fútbol Infantil “San Francisquito”. La agrupación busca vincular a los chicos del barrio con el deporte y sacarlos de la calle. Detrás del templo y la escuela más de 100 jóvenes entrenan al menos dos veces por semana y los fines de semana compiten en una liga desde hace 30 años. La cancha también es usada como espacio de deporte de las escuelas.
“Es una comunidad pequeña, humilde y trabajadora, que necesita la contención, no sólo del Estado, sino de todas las instituciones posibles. La restauración de la iglesia va ayudar a las personas a vincularse mejor, cuidando los espacios y sumando al respeto hacia el otro”, opinó Salomón
“El barrio se fue formando y creciendo alrededor de la parroquia, del Mercado posteriormente también, pero es un lugar que en todo Rosario se lo conoce como San Francisquito y como lugar de veneración”, afirmó el párroco, y agregó: “Por su
En ese sentido, consideró que “el poder restaurar, cuidar y poner en valor este ámbito es muy beneficioso, sobre todo porque con seguridad vamos a estar mucho más cómodos para orar, para compartir y para ayudar. Pero también porque este lugar, que desde el comienzo ha querido ser un lugar de oración y ha estado al resguardo de Dios por intersección de San Francisquito, se podrá ver mejorado, lindo, hermoseado”.
El profesor de historia Sergio Acosta es el director de la Escuela San José. Se autodefine como un enamorado de la historia de Rosario, y ha tomado a la parroquia de San Francisquito como uno de sus objetos de estudio. Para él, la iglesia “es origen e identidad del barrio”.
“Es muy fuerte la presencia de la parroquia no sólo en la historia local sino también en la nacional a través del tiempo”. Y en ese sentido, señaló que “hubo acontecimientos históricos que ocurrieron acá, como una batalla entre Juan Lavalle y Estanislao López en 1840 y que en el año 1851 cuando Urquiza preparaba el ejército grande para ir a combatir a Caseros mandó a expropiar carretas y bueyes al barrio y hubo muy buena respuesta”.
Integración
Tal como marca el espíritu de la normativa y las intervenciones del municipio en materia de patrimonio, esta restauración es una oportunidad para mejorar el entorno de la iglesia y la conectividad del barrio. Además del eficio en sí, la Municipalidad trabaja en la iluminación del entorno inmediato del templo colocando cuatro nuevas farolas y mejorando la accesibilidad. También se instalarán proyectores con tecnología LED que estarán conectadas a la red de alumbrado público y que mirarán a la fachada de la iglesia.
La Secretaría de Obras Públicas, con una inversión de más de 400 mil pesos, ejecuta trabajos de vereda a nuevo por Cafferata y Gálvez. A través de cooperativas de trabajo está prevista la demolición de pisos y contrapisos, revoques e instalación de cazuelas que en un futuro servirán para sumar árboles. También se contempla la construcción de rampas y colocación de mobiliario urbano.
“Este tipo acciones hablan de una Municipalidad de Rosario que trabaja para cuidar el patrimonio y crea espacios públicos de calidad y más seguros”, señaló el secretario de Planeamiento, Pablo Ábalos.
Las obras mejorarán el acceso al Centro de Salud Nº 9 San Francisquito, que está a la vuelta de la iglesia y frente a la cancha de fútbol. El espacio que depende del Gobierno de Santa Fe brinda asistencia médica a miles de vecinos y vecinas. Entre sus registros hay más de 300 menores de dos años y 2.500 menores de 14, siendo también un lugar donde sólo en 2016 se vacunaron a más de 5.100 personas para prevenir distintas enfermedades.
No se trata de la única intervención de la Municipalidad de Rosario en el barrio. En septiembre se firmó el contrato con la empresa Prat SA para que durante un año ejecuten 2.100 metros de cañerías para desagüe pluvial en 57 hectáreas, comprendidas por las calles Virasoro, Vera Mujica, Uruguay Constitución requiriendo una inversión de más de 26 millones de pesos en el marco del Plan Abre. En total, beneficiarán a 10 mil vecinos de la zona.