28 de marzo

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Cultura

Con Q de queer, la Segunda Quincena del Arte fue un gesto político

El encuentro que traslada el arte a ámbitos no convencionales tuvo su segunda edición en Rosario del 14 al 25 de octubre.

Con eje en el concepto queer, se llevaron a cabo distintas exposiciones, intervenciones y la ya tradicional Noche de Museos Abiertos. La nota de color fue la respuesta de la gente poniendo el cuerpo en el lugar del compromiso.

Los que no conocían la obra se preguntaban el por qué de las pastillas bicolores que ilustraron esta Quincena del Arte. Bajo el concepto orientador de lo queer como eje transversal que definió y atravesó la programación, lo raro hizo su trabajo a lo largo de dos semanas. Las pastillas se cayeron de la serie Cóctel, trabajada por el artista y fotógrafo Alejandro Kuropatwa, fallecido de VIH en los tempranos 2000.

Poner en google: intervención + queer + espacio para discusión + noche de galerías + noche de museos abiertos + intervenciones adentro + intervenciones afuera + slogans + fotos + video+ redes + cuerpo + proclama + gritos + aplausos + silencio + llanto + abrazos. El resultado daría Segunda Quincena del Arte Rosario. Así de intensa fue esta guía de propuestas que enlazaron un sentir social de apoyo a lo que hasta ahora fue considerada como una minoría.

“El arte permite reflexionar sobre aquello que aparece en los distintos ámbitos sociales. Este año, desde la perspectiva de lo queer se problematizaron distintos aspectos sobre lo que usualmente se puede denominar como lo raro. Este concepto se tomó fundamentalmente en vinculación con las diversidades y las disidencias sexuales. Se trabajó junto a grupos y colectivos que hacen abordajes del arte desde esta mirada”, sostuvo Clarisa Appendino, subsecretaria de Industrias Culturales y Creativas. Asimismo, valoró el armado de la propuesta, que “se realizó en forma colaborativa y transversal con otras instituciones gubernamentales y no gubernamentales que trabajan incesantemente en la visibilización de las chicas y chicos que integran las disidencias sexuales. Este trabajo también es un gran aporte para generar un trabajo conjunto”.

Desde la curaduría de Quincena del Arte, Roberto Echen indicó que el paso de semana a quincena -esta fue la segunda edición bajo el nuevo formato temporal- se debe a que diferentes espacios de arte y de la cultura en general se fueron sumando, generando una responsabilidad que pueda dar cuenta de esta emergencia.

Echen destacó las intervenciones en espacios públicos, como las pegatinas que recuperan una de las imágenes icónicas de la obra de Alejandro Kuropatwa, el artista y fotógrafo que realizó una serie a partir de contraer VIH. Liliana Kuropatwa, hermana del artista, visitó la ciudad para participar de Noche de Museos Abiertos y sostuvo: “Creo que el arte es el de aquellos que pueden romper determinadas estructuras. El arte es para salir, para modificar a la gente que tenga determinadas sensibilidades”, y sobre la experiencia de la Quincena agregó: “Me parece una maravilla, creo que Alejandro también hubiese estado encantado con todo. Para mí es fundamental que todo sigue transitando, que Alejandro siga estando en la gente, porque de esta manera él sigue vivo. Nadie está muerto mientras te recuerden y Alejandro está en el alma, en el pensamiento”.

Los afiches y comunicaciones de la Quincena recuperaron la obra de Kuropatwa, y su proclama acerca de la lucha contra el VIH se vio reforzada por Mesa Positiva, el espacio local que encuentra en su militancia la posibilidad de dar respuesta y contención de manera colectiva a quienes son diagnosticados con la enfermedad.

Acerca de este punto, Roberto Echen sumó: “Vivir con sida es una situación política”, enfatizando en la intencionalidad de la programación para tratar temas complejos desde un abordaje político en todas sus dimensiones.

Hay que salir del agujero interior

Quincena intenta sacar el arte y llevarlo al espacio público. Muchas producciones del arte contemporáneo necesitan salir del cubo blanco, que puede ser la galería, el museo, hacia otro tipo de espacios. Esa es la búsqueda que propició y estimuló Semana del Arte, al punto de tener que transformarse en Quincena.

Las ideas de Quincena intentan ser inclusivas, diversas y propiciar la diversidad dentro del campo de la cultura. En ese sentido, ésta en particular fue muy valiosa “porque se dieron manifestaciones diversas, en muchos sentidos. Tanto desde el lugar de las sexualidades divergentes como desde las producciones artísticas, que también en muchos casos resultan divergentes, difíciles de incorporar para un campo del arte establecido, con concepciones que tienen que ver con cierto lugar ya fijado “, subrayó Echen. El gestor cultural destacó la notoria y creciente participación de la gente, tomando casos como el de Noche de Museos Abiertos que tuvo una concurrencia masiva; la inauguración de QAR con la proyección de la película Plastic Attack de Enzo Monzón acompañada por una performance en El Cairo Cine Público; el auditorio que se sumó este año a modo de Parlamento Abierto; la Noche de las Galerías Abiertas; el Bingo Drag de la Tati y la Lucero; la experiencia con instituciones como Escuela Prestada de la Escuela Musto o el Museo de la Ciudad; la Fugaz Intervenida -que por primera vez adoptó una modalidad diferente, con $221.320 recaudados en venta de obra, destinando un 10% a la Asociación Civil Organización Inclusiva Diversa (Personería Jurídica 1056)- y el cierre en el boliche histórico El Refugio. 

La QAR también contó con curadores invitados. Uno de ellos fue Mauro Guzmán, quien valoró la experiencia en estos términos. “Planteamos un uso de las estructuras que ofrece la Quincena del Arte para que se abra, para que no quede en el campo del arte sino que sea una especie de herramienta para todas las prácticas queer que existen en la ciudad desde hace un tiempo y que puedan ser visibilizadas, puestas en escena, discutidas. Son prácticas que funcionan en círculos más aislados y, en esta oportunidad, se unieron las escenas”. 

Una herramienta de acercamiento

Mauro Guzmán, recuperó también la celebración de la diversidad que fue transversal a las vivencias de esta Quincena, valorándolas como una herramienta de acercamiento, a través de la cual la gente manifestaba emoción y agradecimiento.

Clarisa Appendino destacó especialmente la instancia de auditorio, “una suerte de ágora, a modo de parlamento abierto, donde se pusieron en diálogo distintas voces que trabajan desde las disidencias y la diversidad sexual”. Nancy Rojas fue quien diagramó junto al equipo de QAR la instancia de Auditorio, y acerca de esto rescató: “Funcionó como un lugar para el pensamiento activado, un espacio físico que pueda desbordarse desde la lógica de la diversidad, con una fidelidad de lo queer como concepto. Este año nos caracterizó un pensamiento acerca de cómo se inscribe lo queer en lo local. En ese sentido nos dimos el lujo de poder contar con personalidades como Omar Serra o con experiencias como La Mesa Positiva, que a modo de manifiesto sostuvo que la lucha por la cura del VIH es de todes. Allí se dieron esos desbordes, donde lo queer se activa de otra manera; ya no se piensa desde el público, o desde la gestión, sino desde involucrarse, como si fuésemos una masa, con una problemática común que nos atraviesa a todes por igual”.

Emociones y sensaciones, lucha compartida, reconocimiento y gratitud fueron la colorida bandera de esta Quincena, que flameó para fortalecer el arte y la cultura como modo de señalar problemáticas sociales.