23 de noviembre

Salud

Se publicará la primera entrega de Cuenta Ciencia, una colección de cuentos infantiles

Es el debut de la colección de cuentos que impulsó la Municipalidad de Rosario junto con la Facultad de Ciencia Política y RRII, la Secretaría de Extensión Universitaria y UNR Editora.

La colección Cuenta Ciencia está integrada por cinco títulos en total, cuyas temáticas se acordaron entre la UNR y el Hospital Vilela: punciones, pacientes crónicos, nutrición, movilidad y visión. Para concretar la producción de los libros se consultó y entrevistó a médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, del Hospital con el objetivo de fortalecer y potenciar la comunicación de temas sobre ciencias de la salud desde una perspectiva lúdica y creativa. Además, los cuentos contienen información acorde y adaptada a la edad de los pequeños lectores a los que están destinados, sin perder exactitud y veracidad.

Los autores y autoras de los cuentos de Cuenta Ciencia son de Rosario: María Soledad Casassola, Sebastián Carazay, Cecilia Reviglio, Alisa Lein y Sergio Pillón, como también la ilustradora encargada de diseñar cada edición, Cristina Rosenberg.

Para fin de 2018, estarán publicada la colección completa. La primera entrega se publicará en los primeros días de octubre y es el cuento escrito por María Soledad Casassola llamado Un truco para Matías. Ella es la coordinadora del proyecto y cuenta que la idea surgió desde la Dirección de Comunicación de la Ciencia en la Facultad de Ciencia Política y RR.

María Soledad explica: “La iniciativa comenzó como una posibilidad de colocar en palabras temores que interpretamos que podían tener los chicos relacionadas a temáticas de salud. Con esa primera inquietud fuimos al Hospital Vilela, ahí nos contactaron con la comisión Por mis Derechos, que está integrada por enfermeros, voluntarios, médicos, y también empleados administrativos del hospital, a quienes les contamos lo que queríamos hacer y el formato que habíamos pensado. A la comisión le pareció una propuesta muy interesante y de esa forma comenzamos a trabajar juntos”.

Posteriormente, se acordaron las cuatro temáticas sugeridas por el hospital y la quinta que fue una idea de los escritores. Cada libro comparte una misma estructura con tres partes: la primera es el cuento en sí mismo, la segunda es un juego de preguntas que desarrollaron los escritores teniendo en cuenta lo charlado con los profesionales del hospital, y la última, son actividades lúdicas para invitar a los pequeños lectores a jugar.

Algunas temáticas requirieron hablar con más de un profesional y en otros se entrevistó a médicos especialistas. “Los médicos son maravillosos, en su rutina diaria y mientras atendían a los cientos de pacientes que tienen, se hicieron el tiempo para que hablemos con ellos”, comentó María Soledad.

El proyecto pasó por el comité de docencia del hospital, que realizó una revisión final de los cuentos. Si bien no son textos académicos, porque son para los chicos, no se dice nada que no sea cierto en relación a cada tema. La idea fue buscar puntos de encuentro que atraviesan a la ciencia de distintas maneras; los cuentos no están expresados desde un discurso científico pero sí hay criterios que tienen que ver con la cientificidad, narrados con un lenguaje accesible para que los chicos se puedan apropiar y contarles una historia que sea interesante para ellos.

Patricia Taborda, es pediatra e integrante del grupo Por mis Derechos del Hospital Vilela. Este grupo surgió a partir del Comité de Bioética, para estimular los derechos de los niños, sobre todo de los hospitalizados. Por este motivo fueron convocados para intercambiar ideas con los escritores y las escritoras. “Es importante destacar que la lluvia de ideas que realizamos para elegir las temáticas, la hicimos junto a las maestras de la escuela hospitalaria, que hacen un trabajo muy interesante y necesario”, cuenta la pediatra.

“Para mí este proyecto es de avanzada porque se entrecruzan disciplinas que habitualmente no se abordan complementariamente, como es la salud y la comunicación o la literatura. Desde el Hospital nos parece un proyecto muy valioso, porque los escritores abordan temáticas muchas veces complicadas", explica Patricia y añade: "El cuento además leerlo el niño, permite transmitir también a su familia, o a todos quienes lo estén acompañando y lo atraviesan situaciones similares. El intercambio fue muy enriquecedor, tanto para nosotros desde el Hospital como para los niños que podrán leer los cuentos”.

La pediatra hace mención en la importancia de esta colección de cuentos ya que el niño puede conocer otros escenarios, descubrir, imaginar, narraciones que le permite abrir otras posibilidades, para crecer y para poder de alguna manera, tener herramientas para enfrentar su futuro. “Como pediatra sentimos la responsabilidad junto a los padres y la familia del niño de acompañarlos en el cuidado, deseando que puedan desplegar toda la fantasía y la creatividad", dijo

"Los pediatras tenemos que promover la salud como un derecho para todos los niños, pero no concebir a la salud como ausencia de una enfermedad, sino desde una mirada holística en la cual se estimule el potencial y armónico desarrollo del niño”, expresó Patricia Taborda.

Voces de los autores y las autoras

Los autores y autoras comparten un taller de escritura creativa, y para la mayoría fue su primera experiencia en la escritura de cuentos infantiles. Sebastián Carazay tiene hijas chicas y leyó muchos cuentos para niños pero fue todo un desafío porque a pesar de escribir para adultos, es la primera vez que escribe para un público infantil.

Sebastián escribió Un pajarito chiquito puede , que cuenta la historia de una nena que está en la cama, sin poder moverse, y encuentra en un pajarito un amigo que le cumple sus deseos, estimulando los sentidos que puede usar como el olfato y la visión.

Alisa Lein se mostró muy agradecida por la convocatoria. Desde un primer momento supo que quería formar parte del proyecto, y cuenta que inventó muchos cuentos y muchas historias para sus hijos. A ella le tocó la temática de nutrición y alimentación, y teniendo en cuenta sus inquietudes, abordó el cuento de manera en que relaciona el placer por la comida y el rechazo del cuerpo cuando esa comida no hace bien, por diversas razones. “Elegí el alfajor como un elemento que a los niños en general le gusta y a mí como adulta también”, comenta entre risas. Su cuento se titula Una historia de alfajores y chinchulines .

Nacho inventor, escrito por Sergio Pillón, narra la historia de Nacho, un chico que tiene asma, y que al estar imposibilitado de correr y de jugar de la misma forma que sus amigos de la escuela, comienza a dibujar inventando cosas, siguiendo los consejos de su abuelo, mostrando, de esta manera, que hay distintas formas de jugar y divertirse.

Cecilia Reviglio también ha leído cuentos infantiles pero nunca se había animado a escribir uno. Ella escribió Ojos de galera, la historia de Manu que cree que sus ojos hacen magia, porque por momentos le muestran cosas y por otros momentos esas cosas cambian cuando se acerca y cuando se aleja, al principio parece ser muy divertido pero después comienzan a traerle ciertos inconvenientes. “Para mí fue una experiencia muy interesante, y un doble desafío porque por un lado es escribir para chicos pero también es escribir un cuento con un tema dado, un público delimitado”, expresa. Y agrega: “Además, saber que escribís un libro que se publicará y tendrá su circulación, que se va a enriquecer con un trabajo visual, y con la misma lectura de los chicos, para mí es un mundo nuevo y fascinante”.

Por último, María Soledad Casasola, que ya tiene su libro de cuentos infantiles publicado, en esta oportunidad escribió Un truco para Matías, el primer libro de la colección, que cuenta la historia de un nene que le tiene miedo a los pinchazos, y que por su temor no puede decirlo y tampoco puede escribirlo. A partir de un suceso que le ocurre, se da cuenta que no le tiene miedo a la acción sino a la palabra en sí misma.

Cristina Rosenberg, es ilustradora y diseñadora gráfica de la colección, desde el proyecto la invitaron a realizar las ilustraciones de los cinco cuentos. Para ella es un desafío porque es la primera vez que ilustra personajes, era algo que siempre intentaba esquivar, siempre le parecía muy difícil el hecho de elegir la cara, las manos, los pies, y sostenerlo a través del libro, pero acá le pareció que Matías, el personaje del cuento de María Soledad, necesitaba una identidad.

“Es un proceso fascinante, porque hay elementos que están escritos pero otros no, otros son producto de la ilustración de Cris”, dice la coordinadora del proyecto. Todos coinciden que fue una experiencia grupal muy interesante, porque escribir en general es una actividad individual pero desde un primer momento tuvieron la posibilidad de aportar ideas y enriquecer miradas entre ellos y con los trabajadores de salud.