29 de marzo

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Barrio Las Flores: avanza exitosa experiencia público-comunitaria de capacitación laboral

Asistentes al Centro de Emprendedores El Galpón recibieron certificados por su participación en los cursos y compartieron lo aprendido con una muestra de artesanías.

La subsecretaria de Economía Solidaria municipal, Susana Bartolomé, y el ministro de Trabajo y Seguridad Social de la provincia, Julio Genesini, presidieron este jueves la entrega de certificados a 30 mujeres y varones de distintas edades que se capacitaron en Hilado Pet, Operador Básico Textil y Herrería en el Centro de Emprendedores El Galpón, de barrio Las Flores, en el marco del Plan Abre. Durante el acto desarrollado en el mencionado centro, ubicado en Violeta 1756, se pudo observar una muestra de artesanías en herrería, carpintería, accesorios y del rubro textil, realizadas por productores barriales.

Susana Bartolomé dio la bienvenida a los nuevos emprendedores y destacó que “este galpón va recobrando vida, con nuevas personas del barrio que se suman a aprender, capacitarse y poder pensar cómo hacemos de ahora en adelante para tener nuestros ingresos a partir de lo que aprendimos a hacer acá”.

“Desde Economía Solidaria acompañamos este proceso para que cada uno pueda pensarse en el mercado laboral y no lo hacemos sólo desde este Galpón de barrio Las Flores, sino que lo hacemos desde otros muchos espacios, todos comunicados y vinculados en red, que promueven el trabajo asociado”, agregó la funcionaria, y puso como ejemplo que los panes de hamburguesas servidos durante el almuerzo que acompañó el encuentro fueron elaborados por chicos que se capacitan en panificación en barrio Casiano Casas, en tanto aseguró que “ésto sucede todos los días en toda la ciudad”.

El ministro de Trabajo señaló, por su parte, que su área “tiene una política que apunta a generar capacitación y trabajo decente, pero no lo podemos hacer solos, por eso articulamos con la Municipalidad”, y recordó que “firmamos un convenio con el municipio para la puesta en marcha del proyecto Nueva oportunidad, que apunta a la formación de cerca de 1.000 jóvenes de sectores más desfavorecidos, más vulnerables, de entre 16 y 30 años que no han tenido la oportunidad de finalizar la escuela y van a poder realizar una capacitación”. Esta propuesta prevé 6 meses de capacitación en oficios y cada uno de los participantes recibirán becas estímulo.

Emprendedores que se convierten en capacitadores

La historia de la Cooperativa Ilusiones comenzó cuando un grupo de trabajadores perdió su empleo en un empresa de letreros. Uno de los integrantes de la cooperativa, y hoy también capacitador, Julio Montenegro, relató: “Nos acercamos al Galpón, nos cedieron el lugar y empezamos a trabajar en conjunto. Éramos 3 al principio y ahora somos 25 y podemos mantener a nuestras familias con el trabajo. Ahora sumamos herrería, carpintería, electricidad, arreglo de aires acondicionados. Así que todo emprendedor que necesite aprender estamos a disposición de ellos”, a la par que destacó que “con el apoyo de Economía Solidaria, de la Municipalidad, pudimos comprar herramientas y nos dieron una mano para poder avanzar”.

“Con la capacitación empezamos hace unos años”, recordó y detalló que los jóvenes que participan de los cursos reciben una beca estímulo, con lo que se posibilita “sacar a los chicos de la calle, ayudarlos, capacitarlos en diferentes oficios. Y hoy la cooperativa da su aporte, lo que nos dieron a nosotros podemos devolverlo de esta forma, transmitiendo nuestros conocimientos a otros”, aseveró.

Manos fuertes de Las Flores

Catalina es una mamá que se instruyó en lo que hace en un centro de capacitación para madres solteras de las Hermanas Oblatas y el padre José María Serra, que hay en barrio Las Flores. Pudo aprender allí corte y confección y diseño de modas, lo que le permitió empezar con Manos fuertes de Las Flores, su emprendimiento desde 14 años.

La Municipalidad colaboró con un lugar y maquinaria para que se concrete su sueño. Realiza diversas prendas que van de “vestidos de novias a ropa interior” y mi “propio vestido”, declaró satisfecha. “Ahora soy capacitadora de cerca de 20 mujeres en el Centro de Emprendedores de Las Flores, es mi oficio y me gusta lo que hago”, concluyó Catalina.

Tradición en hilados y Pet reciclados

Nélida Muñoz es una de las emprendedoras que en los años 90 se acercó al Galpón: “Empezamos aprendiendo, porque no teníamos trabajo, en un microemprendimiento de telar. Cuando terminamos el curso nos dedicamos a hacer las prendas, mantillas de bebé, chalinas, polleras, abrigos, todo lo que sea en telar”, narró.

Ahora Nélida amplió sus conocimientos y aprendió a trabajar en “hilados en Pet, ésto es lo nuevo”, dijo y exhibió los bolsos de diferentes diseños y tamaños que fabrica, reutilizando y reciclando plásticos (Pet) a través de técnicas de hilado que les enseñó Ruperta Pérez.

Ruperta es también tallerista de El Obrador y miembro de la comunidad Qom; “Acá tengo cerca de 20 alumnas”, cuenta la mujer, y aclara que “todo lo que es el tejido de nuestros antepasados que fueron transmitidos de generación en generación, yo lo aprendí desde chica y hoy por hoy lo estoy enseñando”.

Lola es otra de las alumnas de Ruperta, que se acercó al galpón como invitada y aprendió “gracias a la paciencia de mi profesora, y pude empezar a trabajar con mis manos, con productos reciclados y hacer bolsos y canastos que están ahora en exhibición”.

Ana, por su parte, realizó el curso de corte y confección. Allí realizó remeras, pantalones y luego, con las máquinas del lugar, “pude hacer trajes de árabes”, acotó, y agregó: “Me faltaría contar con la máquina porque me gustaría seguir con ésto”.

“Todos tenemos la camiseta de la selección argentina”, expresó la emprendedora y se apresuró a mostrar el diseño propio que consiguieron realizar en el taller para las prendas que luego recibió cada uno de los alumnos del espacio de herrería.

Sorprendido y superado por sus alumnos

Darío Campos es herrero y ayuda a los jóvenes “para que puedan aprender un oficio y superarse como personas, que puedan concretar sus sueños y sus ganas de ser emprendedores”, enfatizó, en tanto destacó: “Me encargué de enseñarles el manejo de máquinas, herramientas y sobre todo de ser creativos. Les enseño lo básico y les doy libertad para que ellos puedan aportar sus dones, su capacidad, porque tienen un potencial muy grande y deben explotarlo”.

“Mesas y sillas plegables, parrilleros, canastos de basura, mesas ratoneras”, enumeró Darío las producciones posibles a través de la capacitación, y aclaró que todo se hace “con chatarra de basura”.

Finalmente, el docente confesó que se siente superado por sus alumnos: “Hoy vine y vi un diseño de un parrillero que estaban haciendo con rueditas y me reía solo. La verdad es que es muy bueno ese diseño. Estos productos se comercializan en el barrio y en alguna feria donde nos invitan, pero la intención es empezar a tener nuestra página en Internet del emprendimiento y empezar a vender por esa vía”, manifestó satisfecho.

Darío sueña, además, con un desarrollo colectivo donde participen los otros productores, “donde nosotros nos encarguemos de la parte de herrería, otros de carpintería, o tapizados, y de esta manera romper con el individualismo”.

Por su parte, Matías, que es uno de los alumnos de Darío, contó que “hace cuatro meses que vengo acá y todo lo que hacemos me da gusto porque me sirve para superarme día a día, porque no estamos en la calle, no estamos en problemas”, y le dio el pase a su compañero César que mostró orgulloso la parrilla que construyó con un tanque de aceite en desuso: “La idea es trabajar de esto y ellos (los docentes) nos ayudan a salir adelante”, resume.

Maximiliano, por su parte, también aportó su testimonio. “Llegué acá para alejarme de la calle, estaba con muchos quilombos y acá me ayudan mucho, tengo voluntad y aprendí mucho”, apuntó.