El Parque Alem se tiñó de celeste y blanco con una nueva edición de La Fiesta del Pastelito
Miles de rosarinos y rosarinas se encontraron para celebrar el 25 de Mayo en una jornada inolvidable de música, folclore, gastronomía y actividades familiares.
Este 25 de mayo, el Parque Alem se transformó en el escenario perfecto para una celebración patria que ya se ha consolidado como un clásico: la nueva edición de La Fiesta del Pastelito. Desde las 10 de la mañana y hasta las 18, una multitud de familias rosarinas se acercó al tradicional espacio verde para disfrutar de una jornada memorable. El programa incluyó actividades culturales, música en vivo y, por supuesto, el inconfundible sabor del pastelito, todo ello con entrada gratuita.
La Municipalidad de Rosario extendió la invitación, además, para conmemorar el 215° aniversario de la Revolución de Mayo, por lo que la tradición y el sabor fueron las premisas centrales de la jornada.
Durante el evento, hubo una nutrida programación que incluyó desde un patio de juegos hasta una enérgica peña folclórica que invitó a todos a levantar sus pañuelos. Talleres para las infancias formaron parte de la agenda, junto a numerosos puestos de gastronomía tradicional, donde los pastelitos se erigieron como los indiscutibles protagonistas.
La multitudinaria celebración contó con la participación del intendente Pablo Javkin. Durante la jornada, el mandatario celebró la gran cantidad de personas que fueron parte del festejo. “El Parque Alem está repletó, todos los parques llenos, lo que queremos, la gente buena en la calle llenando la ciudad de alegría en este día de la Patria, que nos une y nos une más que nunca en este tricentenario”, consideró.
Por su parte, el secretario de Cultura y Educación, Federio Valentini, destacó: “Estamos en pleno Parque Alem, zona norte de la ciudad, celebrando esta Fiesta del Pastelito. Mucha gente bailando, celebrando y eso nos pone muy contentos. Un gran fin de semana de actividades en la ciudad, disfrutando de los público y de la ciudad”.
El objetivo de la iniciativa fue claro y bien recibido: brindar a las familias de la ciudad un espacio festivo y ameno para celebrar una fecha tan significativa para la identidad argentina. Así, a lo largo del día, se pudo observar a grandes y chicos disfrutar del patio de juegos, aprender los secretos de la elaboración de los tradicionales pastelitos en los talleres didácticos, y deleitarse con la variada oferta de comidas típicas argentinas que llenaron el aire de aromas imposibles de rechazar.
Un escenario muchos artistas
A lo largo de la jornada, el público pudo aplaudir a figuras del malambo como Agustín de Vichenzo y Trinidad Orellano, quienes ofrecieron una demostración de destreza y pasión. La elegancia del baile estilizado estuvo a cargo de la pareja Strina - Jullier, mientras que la música y el canto folclórico encontraron sus voces en artistas como Francis García, el reconocido grupo Sembradores, Agustina Cerri, Witral y Valentina Da Silva. El taller de danzas Coronados de Gloria también sumó su arte al espectáculo. El broche de oro de la celebración lo puso Lele Lovato, cuyo show encendió la pista y se despidió con bises.
La dulce esencia de la tradición
Los pastelitos fueron, sin lugar a dudas, la gran atracción gastronómica de la jornada. Durante todo el día, los diferentes puestos ofrecieron una enorme variedad de sabores, entre los cuales, el de cayote se destacó como el más pedido por el público. Se realizaron, además, demostraciones en vivo de cómo se elabora esta tradicional receta argentina, permitiendo a propios y ajenos conocer de cerca el proceso artesanal.
Más allá de la gastronomía y la música, el 25 de mayo en Rosario se vivió como un encuentro único de celebración y, sobre todo, de arraigo de las raíces identitarias. Fue una oportunidad invaluable para que todas las personas, y especialmente los más chicos, pudieran conocer las tradiciones, las costumbres y compartir momentos de calidad.
Rosario, una vez más, supo recibir con los brazos abiertos a su comunidad para que, en conjunto, se sintiera y se viviera mejor la historia y la cultura. Así, entre pañuelos y zapateo folclórico, el inconfundible olor a membrillo y batata que impregnaba el aire y los acordes de una zamba, se festejó esta fecha patria, confirmando que la tradición sigue más viva que nunca.