27 de diciembre

Cultura

La Isla de los Inventos celebra el verano con juegos, arte y nuevas experiencias

Con nuevos paisajes, dispositivos interactivos y espacios ampliados, La Isla vuelve a ser una de las protagonistas de las vacaciones en la ciudad con propuestas para todas las edades.

Este verano, La Isla de los Inventos (Wheelwright 1402) vuelve a ser una de las grandes protagonistas de las vacaciones en la ciudad, con una programación especial pensada para todas las edades. El emblemático espacio cultural reabrió recientemente sus puertas completamente renovado tras una obra integral que amplió sus áreas e incorporó nuevos dispositivos lúdicos e interactivos. En esta nueva etapa, invita a explorar el arte, la ciencia, la lectura y el juego en un entorno único a orillas del río, con propuestas para compartir durante las semanas y en distintos horarios.

La transformación integral incluyó la ampliación del predio —que ahora se extiende sobre las vías hasta calle Presidente Roca—, la incorporación de nuevos paisajes, juegos y mejoras en accesibilidad y circulación. Además, se habilitó un nuevo portal de ingreso que genera un vínculo más fluido con el entorno urbano y potencia la experiencia de quienes visitan este emblemático espacio.

La renovada Isla de los Inventos se presenta como un territorio ampliado de exploración y encuentro, donde la imaginación se despliega en múltiples lenguajes: talleres creativos, muestras interactivas, espectáculos en vivo y recorridos temáticos que invitan a descubrir nuevos modos de habitar el juego y el aprendizaje.

Cada una de las propuestas se podrá disfrutar en diferentes días y horarios: martes y miércoles de 9 a 12 h y de 18 a 21 h (sólo espacio exterior), mientras que los jueves y viernes el horario será de 9 a 12 h (sólo espacio exterior) y de 18 a 22 h. Los sábados las Isla abrirá sus puertas de 18 a 22 h y los domingos de 9 a 13 h. 

Ruedan las ruedas (con todas las RR del ferrocarril)

Los rieles conservan el temblor, la vibración se hace onda, se expande y estalla en formas, colores y acontecimiento. Torres, túneles, palancas, calesita molinete, zorra a pedal: los objetos del mundo ferroviario se transforman en juegos para poner el cuerpo en acción. La infancia recuerda que la vida es movimiento.

Entre la espera y la esperanza

Todo un andén de pronto se detiene, para que se detengan, para sentir la sensación de parar el tiempo. Devanar cada minuto, hacer hilos de segundos y tejer sueños colectivos al abrigo de un cielo estrellado. Una tregua a la velocidad, un momento maravilloso para buscar el placer de una emoción nueva: la de ver pasar la vida y ser, a la vez, parte de ella. Sentarse, sentirse, transcurrir, en una espera creativa capaz de inventar la esperanza.

Al lado del camino

Deslumbrarse, sentirse parte de un pequeño gran universo donde todo crece: árboles, hojas, aromas, trinos, vuelos, palabras. En la espesura del verde brotan temas de conversación y uno se encuentra con el otro como si fuera la primera vez. Conversaciones frescas como el agua, firmes como la tierra naciente, tonos y tonadas: alguien canta una canción en algún lugar, uno debate, otro susurra. Las palabras son salvadas por el paisaje de nuestra historia.

Bienvenidos al tren

El viejo vagón recupera las palabras que lo habitaron, memorias de viajeros, retazos de sus esperanzas, despedidas, anhelos. Relatos que nos constituyen y nos cuentan. Un furgón-biblioteca lleno de historias de nosotros, con espacio para compartirlas, encontrarse a charlar, a estudiar, leer un libro o el diario en papel. Proyecciones, encuentros con autores, valijas con cuentos, rondas de lectura y hasta un piano público.

Faroleros de lo que vendrá

La casa del farolero conserva la luz de las utopías y la antigua costumbre de alumbrar lo remoto en el viento del asombro. Los jóvenes faroleros convocan lo colectivo, crean proyectos, manifiestos de una nueva generación y encienden imágenes de porvenir por toda la ciudad, para inventar un presente más humano, para que la vida sea vida y la comunidad la gran oportunidad de ser vivida.

Llegadas y partidas

Entrar y volver a entrar ¿Llegamos?¿Partimos? Es el mismo viaje, sin mapas ni único destino. El umbral es línea y ritual. Borra el adentro y afuera, se levanta hacia el cielo para convertirse en puente y en mirada y desde allí, capturar las lejanías, el mundo entero, y decir “nosotros” como quien pronuncia la primera palabra.

La calle de la celebración

Esta es la calle donde nace la fiesta, donde los cuerpos danzan, cantan y juegan. Comparsas en kermeses, carnavales, bailes y mesas compartidas. El río arrastra las diferencias, en los adoquines se enciende un ritmo de corazones que laten al unísono y la luna ilumina el deseo de estar juntos. Un espacio y un tiempo para vivir el sentido de la celebración como acontecimiento humano.