27 de noviembre

Ambiente

Quema en las islas: «El humedal del Paraná es uno de los más importantes del mundo y nos da todo lo que tenemos»

La periodista especializada en ambiente Jorgelina Hiba habló con Rosario Noticias acerca de qué significa el territorio de las islas para nuestro país y cuál es el impacto de los incendios.

Jorgelina Hiba es periodista ambiental de Rosario. Hace años investiga, escribe notas y dirige el portal Dos ambientes, “con el corazón en el Litoral”. Trabajó en el diario La Capital durante quince años en la sección Economía y Agro, y fue en ese entonces que comenzó a interesarse cada vez más por la temática.

- El humedal del Delta del Paraná es uno de los más grandes del mundo, ¿cuáles son sus características?

— Tenemos un ecosistema que es uno de los humedales más importantes del mundo. Lo que vemos es una parte de la cuenca del Plata, el río Paraná es uno de los ríos que componen esa cuenca que nace en Brasil y que termina en el Río de la Plata. Me parece que es interesante saber que en Argentina casi la cuarta parte de su territorio es un humedal. Para nosotros es el río pero también en el país hay humedales de montaña, marítimos y en la Patagonia. El que nos referencia y nos define cultural, productiva e históricamente y desde la biodiversidad es el humedal del río Paraná. Tenemos mucha suerte de poder vivir al lado de un río y de un sistema de islas como el pre Delta.

El humedal es clave en el aporte que hace, no sólo en relación al paisaje que tal vez es a lo que más acostumbrados estamos, sino también en algo llamado servicios ecosistémicos que a veces pasan un poco desapercibidos pero son súper importantes. El humedal nos aporta una cantidad de biodiversidad increíble en aves, anfibios, reptiles, peces y esto tiene usos productivos, recreativos y turísticos. Los humedales también nos aportan oxígeno, agua y alimentos. También sabemos que son grandes aliados para luchar contra el cambio climático porque lo que hacen, como estamos acostumbrados a escuchar que hacen los bosques o las selvas, es capturar carbono y liberar oxígeno. Por eso, el contexto de quemas que estamos atravesando actualmente es el doble o el triple de grave porque además en lo inmediato genera efectos negativos a mediano y a largo plazo.

- Se habla de la quema de pastizales en los humedales del Delta. ¿Pero en concreto qué es la quema de pastizales y por qué motivo se genera? ¿Se suman causas naturales con quemas intencionales?

— Las quemas se utilizan desde hace mucho tiempo en el ecosistema y están relacionadas sobre todo a los usos productivos del territorio. En este sector del Delta tiene que ver con la ganadería de islas, que es una práctica muy antigua, lo hacían los jesuitas hace años en la zona, lo que cambió mucho es la escala. Con la apertura del puente Rosario-Victoria y lo que fue el boom de commodities agrícolas en la primera década de este siglo, hubo lo que se llamó un corrimiento de la frontera agropecuaria y la ganadería que pastaba antes más en la zona continental o de la llanera pasó a asentarse en la zona de islas. Hoy eso es menor que hace diez años atrás pero aún así la quema es una herramienta asociada a la ganadería.

Pero pienso que no es el único factor que tenemos que mirar en las quemas de este año, también hay una presión de un sector inmobiliario, se utiliza “habitualmente” para limpiar el terreno de pastos secos, hay muchos cazadores furtivos, hay algunos pescadores que pueden llegar a ser desaprensivos, puede haber algún foco accidental, este año hay un combo bastante fatídico.

Además, hay otra cuestión que no es para nada menor, que es que estamos en un año de sequía y de bajante del río histórica, hace por lo menos 60 años que el río no estaba tan bajo durante tanto tiempo seguido entonces la isla quedó sin agua y eso por supuesto ayuda a que se propague. No es que la naturaleza origina el fuego pero sí hay una situación real que potencia estos focos que hoy aparecen descontrolados.

- ¿Hay un estimativo de la cantidad de hectáreas que se quemaron?

— Lamentablemente hasta el día de hoy no hay datos oficiales en cuanto a la dimensión de lo que se quemó y lo que se perdió. Sí hay varias estimaciones que hicieron organizaciones ambientalistas. Ayudan mucho las imágenes satelitales que hoy son de muy fácil acceso.

Vamos a recordar que lo va del año se registraron más de 8.000 focos en la zona que se llama Delta del Paraná que va el norte de la ciudad de Santa Fe hasta la zona de San Fernando en la provincia de Buenos Aires. Es un número récord, por lo menos para la última década en cuanto a cantidad. Lo que se estima es que contando solo la zona que está frente al Gran Rosario, de San Lorenzo a Villa Constitución aproximadamente, se han quemado por lo menos 500 kilómetros cuadrados. Es un montón si recordamos que la ciudad de Rosario tiene algo así como 180 kilómetros cuadrados de superficie. Hablamos de una superficie quemada que equivale más o menos tres veces la superficie de Rosario.

- En ese sentido, por un lado, ¿qué impacto ambiental tienen estas quemas? Y por el otro, ¿qué impacto sobre la salud de los ciudadanos?

— La verdad que tiene muchos impactos, de diferentes tipos. El de la salud que es el que más se registra o se denuncia desde la ciudad. Ya hay estudios hechos desde la Universidad Nacional de Rosario que han medido la calidad del aire en días con diferentes intensidad de quemas, por ejemplo el 16 de junio, que fue un día con enorme cantidad de focos y la calidad del aire de Rosario quintuplicaba los niveles de particulado contaminantes permitidos, o sea el aire estaba hasta cinco veces peor de lo que debería estar para ser un aire de buena calidad. En un contexto como es este año, con una pandemia y asociada además a cuestiones respiratorias es aún más grave. También lo que vimos con ese estudio de la UNR es que si le sumamos el efecto del viento, esta nube gigante por las quemas puede llegar hasta 60 kilómetros de distancia de su lugar de origen. Entonces no es un problema solo de la ciudad sino también de la región, es decir, que hablamos de más de un millón y medio de personas afectadas por el humo.

En relación a lo ambiental, estrictamente, también es tremendo el impacto. Se genera una mortandad de un montón de fauna que les es más difícil desplazarse rápido, como reptiles, anfibios, algunos mamíferos. Las aves si bien no sufren en el primer momento por su posibilidad de desplazarse, después se van a encontrar con un hábitat absolutamente destruido. El lugar donde buscan su alimento, donde se reproducen, no va a estar más. El Paraná es un corredor biológico muy grande de migración de aves que hacen el recorrido del norte al sur, de Brasil hasta la Patagonia, sobre todo en los cambios de estación, otoño y primavera, entonces hay muchas especies de aves migratorias que van a encontrar su lugar de destino destruido. También hay una degradación del suelo muy importante por las quemas tan persistentes, como decía antes, en un contexto de sequía. En definitiva, va haber una enorme pérdida de biodiversidad que todavía no está del todo cuantificada pero que cuando lo sepamos, va a ser impactante.

- Y esta devastación que mencionás, ¿se puede relacionar a lo que se está denominando “ecocidio”?

— Sí, por supuesto. El ecocidio es una figura bien gráfica para entender que estamos hablando de un problema ambiental enorme. No es todavía una figura tipificada desde el delito, incluso a los imputados que hay hasta ahora en la justicia de Entre Ríos por la quema de pastizales, no están acusados por un delito de tipo ambiental sino ligado a otras causas como quemas intencionales, obstrucción a la navegación aérea por ejemplo, o que afecta a la Ley de Residuos Peligrosos, se le busca la vuelta legal para poder intentar tipificar lo que significa la quema de pastizales. Creo que el término ecocidio sirve como figura para dar cuenta de la magnitud de algo que atenta contra el ambiente y contra el ser humano que por supuesto es parte del ambiente pero las personas no serán juzgadas por eso.

- ¿Una salida podría ser la Ley de Humedales? ¿En qué consiste esta ley que en general la ciudadanía está exigiendo que se apruebe y aplique?

— Sí, hay un pedido muy explícito. La Ley de Humedales es un proyecto que ya se trató dos veces en el Congreso de la Nación y ambas no avanzó más allá de la aprobación de una Cámara. La Ley de Humedales es comparable a lo que fue Ley de Bosques para parar la deforestación, son marcos legales importantes y ojalá tengamos a la brevedad, porque ayuda a otorgarle a las provincias responsabilidades en el cuidado de sus recursos. Recordemos que según dice la Constitución Nacional, los recursos naturales son potestad de las provincias, no de la Nación.

Que haya una ley también otorgaría presupuestos mínimos. En definitiva, otorgaría control para la prevención del territorio. Hemos visto que existe la Ley de Bosques hace diez años y sigue habiendo deforestación en Argentina, entonces la ley es necesaria, útil y deseable pero por sí sola no alcanza, si después los gobiernos no las financian, entonces además que salga la ley vamos a necesitar que esté completada por acciones de financiación, de dotación de recursos, de control y planificación efectiva del territorio para que sea realmente un instrumento de protección.

- ¿Se podría afirmar que es posible que el humedal sea destruido en su totalidad? ¿Que las quemas devasten la totalidad de la flora y la fauna?

— Espero que no. Creo que el río tiene la capacidad enorme de regenerarse. Lo cual también es un defecto porque a veces abusamos de eso. Creo que desaparecer en su totalidad no, pero sí quedar dañado. Y no solo son las quemas las que dañan el humedal, entre ellas, la pesca industrial indiscriminada, los terraplenes, es muy común ver maquinaria pesada removiendo tierra, bueno eso es algo que tampoco se puede hacer de manera legal en el humedal, porque ya alterando un curso de agua modificas el equilibrio en un sistema que es frágil y que depende de que todas sus partes funcionen bien para funcionar bien en su totalidad. Creo que hay muchas cuestiones todavía por atender y también hacer una autocrítica de los rosarinos que cruzamos hacia las islas, y colocamos flora que no es autóctona, o movemos tierra y colocamos muelles, la basura que se deja en las islas, creo que cada uno desde su lugar debe hacer un aporte. Es decir, tampoco quedarnos en la quema hoy porque también hay otros problemas ambientales que tenemos muy cerca nuestro que está bueno ocuparse todo el tiempo.

- ¿Creés que hay más personas interesadas en la temática actualmente y que se han acercado a organizaciones ambientalistas o involucrado en mayor medida en la problemática?

— Sí, creo que hay una de conciencia fuerte en relación al tema del humedal en los últimos años. Ojalá tampoco quede acotada a cuando el humo invade la ciudad, sino que también pensemos que va mucho más allá de eso, que es muy grave pero que no es lo único. Por suerte también hace muchos años hay organizaciones ambientalistas que trabajan muy bien para dar a conocer la problemática del humedal, para acercarlas a las personas que viven en la ciudad que a veces queda un poco alejado. Pienso por ejemplo en “El Paraná no se toca”, en el “Taller Ecologista”, en “Más río, menos basura” que desde hace cuatro o cinco años que realizan la limpieza de las costas y la clasificación de la basura porque la contaminación por plásticos también es un problema grave que tiene el Paraná, “Viernes para un futuro”, una organización más nueva asociada a la temática del cambio climático. Hay muchas por suerte y todas tienen gran presencia en las redes sociales y se pueden acceder e informar a través de ellas. Y que son las que muchas veces impulsan cuestiones. Además, Rosario posee una reserva natural, que es la Reserva de los Tres Cerros que antes lo llamábamos “Deliot” que es pública y es de todas las personas que habitan la ciudad y creo que fueron las organizaciones que en buena parte impulsaron que esto fuera realidad.

La problemática ambiental es un tema que llegó en la agenda para quedarse. Nadie puede mirar para otro lado y espero que cuando lleguen las lluvias o cuando se apaguen los fuegos y no haya más humo no dejemos de prestarle atención al humedal que nos da todo lo que tenemos.

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