Más de mil personas participaron del cierre de Fantasía de Verano
El dispositivo que tuvo como objetivo la promoción de derechos del colectivo LGBTIQ+ recorrió los diferentes polideportivos municipales durante febrero.
El dispositivo Fantasía de Verano, impulsado por la Dirección de Diversidad Sexual de la Secretaría de Género y Derechos Humanos, cerró este sábado en el polideportivo Balneario del Saladillo a pura fiesta. Música, color, baile y alegría se vivieron en una jornada cuyo objetivo fue la visibilidad de cuerpos e identidades disidentes y la garantía de acceso a derechos básicos elementales como la recreación en espacios públicos libres de discriminación para el colectivo LGTBIQ+.
Alrededor de 1000 personas participaron del evento organizado en articulación con la colectiva de artistas Yarará. La banda sonora estuvo compuesta por cumbia de todos los tiempos, pop de los 90, palmas, risas y estruendos de agua. En el ingreso al predio, las míticas tres esculturas que representan la música, la medicina y el conocimiento que regresaron al barrio en 2021, fueron intervenidas por las y los artistas y se convirtieron en locación ideal para selfies y fotos.
Fantasía de Verano se desarrolló durante cuatro sábados en cuatro polideportivos de la ciudad con la propuesta de hacer visibles cuerpos e identidades a las que en “otras épocas se les negó el derecho al verano, al disfrute”, explicó Ariana Osuna, artista plástica y parte del equipo organizador. “Cuerpos señalados, juzgados por su apariencia o su identidad y/u orientación sexual. Como Estado necesitamos ampliar esa frontera de derechos y es por ello que surge esta iniciativa”, aseguró.
“¡Qué hermoso que pase esto en mi pileta!”, expresó con entusiasmo Sonia, junto a sus amigas, todas vecinas del barrio. “¡Arriba Saladillo! ¡Todes a bailar!”, arengaban integrantes del colectivo Yarará desde la cabina de la DJ. Inflables fluorescentes, trajes de baño multicolores, cotillón y cuerpos bailando al compás de la música, mientras otras y otros disfrutaban en el agua siguiendo los pasos de las y los bailarines que estimulaban al público desde la explanada.
Noelia “Madre Ferocity”, mujer trava, artivista y gestora cultural a cargo de House of Ferocity, aseguró: “La fiesta es un éxito, la gente se re prende''. Y señaló la importancia del compromiso “real y sostenido” de la Dirección de Diversidad Sexual ya que este tipo de encuentros permite “poder ocupar espacios significativos de la ciudad con cuerpos e identidades diferentes”.
Objetivo cumplido
“Nuestra intención fue poner en tensión la mirada en torno a los cuerpos, las identidades, la diversidad, el acceso de estos cuerpos e identidades a espacios públicos de esparcimiento”, afirmó Matías Casadey, de la Dirección Diversidad Sexual. Y contó que si bien esta iniciativa se venía desarrollando años anteriores, para este verano se decidió retrabajar la propuesta y articular con organizaciones y actores clave dentro del colectivo LGBTIQ+ como la colectiva Yarará.
“Poder dar un cierre en un lugar tan emblemático como el Saladillo es también sumar la pregunta de quiénes ocupan los espacios públicos y quiénes los ocupaban antes. La historia del Saladillo tiene que ver con una reivindicación obrera. Cuando pensás en este barrio pensás en la clase alta de principios del siglo XX y en cómo la clase obrera de mitad de siglo se apropia de este territorio, resignificando con su habitar cada uno de sus espacios. Ahora nos toca a nosotres”, finalizó Casadey.
La colectiva Yarará
“Uno de nuestros objetivos como colectiva es poder transmitir que la celebración es un derecho al goce, un derecho a la alegría”, afirma Vir Negri, poeta, gestora cultural y artivista integrante de Yarará, un espacio al que define como “mutante, flexible, integrado por personas de diferentes ámbitos del activismo, las letras, la calle”.
Al mismo tiempo, se mostró satisfecha del trabajo articulado con la Municipalidad. “Es lo más estar acá. La propuesta llegó para toda la colectiva y nos pareció importante habitar este espacio, que ya tiene una impronta histórica de reparación de derechos, llevar la fiesta como reivindicación política y como un derecho a poder celebrar y mostrarnos con toda la diversidad que acarreamos desde diferentes lugares”.