23 de noviembre

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La comparsas barriales ultiman su preparación para los carnavales 2016

Equipos territoriales acompañan a los elencos, que se perfeccionan a través de talleres, durante todo el año. "Valoramos el carnaval como espacio de inclusión y convivencia", remarcó Fein.

Las comparsar barriales ultiman su preparación de cara a los carnavales 2016, que comenzarán el primer fin de semana de febrero y se extenderán el mes de marzo. Entre los grupos se palpitan los nervios y la alegría por ser parte de las actividades para que disfrute toda la familia.

"Valoramos el carnaval como un espacio de inclusión y convivencia entre vecinos, donde se comparten muchos valores, como la solidaridad y el compañerismo", sostuvo la intendenta Mónica Fein, quien agregó: "Los equipos territoriales de cada distrito acompañan a las comparsas en el armado del espectáculo todo el año".

“Estamos acompañando a las comparsas en el trabajo que realizan día a día, porque ensayan todo el año. Promovemos el fortalecimiento de los vínculos entre vecinos y una mejor convivencia. En todos los casos, los padres se reúnen en torno de los jóvenes que bailan y todos juntos se esfuerzan para que el show sea mejor cada año”, destacó la titular del Ejecutivo.

Y puntualizó: “Queremos estar cerca de los vecinos, escucharlos todos los días, apoyarlos y acompañarlos a través de todos nuestros equipos territoriales que se especializan en distintas áreas. Así el abordaje es integral y se contiene a los ciudadanos desde las distintas secretarías del gobierno municipal”.

Por su parte, los protagonistas del carnaval ensayan varias veces por semana y asisten a cursos municipales que se dictan en cada barrio para perfeccionarse en baile, pintura (maquillaje), vestuario, armado de accesorios y carrozas, entre otros.

En tal sentido, la Municipalidad diseñó talleres de perfeccionamiento en barrios de todos los distritos. Marcelo Petri, profesor de baile de uno de los talleres, aseguró que a partir de la intervención del municipio, los carnavales se han perfeccionado, dándole a los jóvenes la posibilidad de tomar clases con profesionales, y formarse como bailarines, diseñadores, vestuaristas, capacitación que les sirve más allá del carnaval y que de otra forma no hubiesen podido conseguir.

Y sostuvo: “Damos clases a chicos en barrios donde hay mucha vulnerabilidad social, como Tío Rolo, Cristalería, Parque del Mercado, y los centros de Convivencia Barrial (ex Centros Crecer). Nuestra idea es que la gente se apropie del carnaval, y que lo sienta parte de su identidad, de una identidad rosarina”.

Rosa Vallejos, directora de la comparsa Ebacoi, de barrio La Esperanza (distrito Norte), destacó que el diseñador y vestuarista de su grupo aprendió en los talleres a coser, y que ahora le hace los trajes a todo el equipo.

Las carrozas que se presentan en los desfiles son muy costosas. El diseño, armado y puesta en funcionamiento de las mismas se lleva a cabo en base a mucho esfuerzo. El Presupuesto Participativo es de gran ayuda para enfrentar dichos costos, ya que año a año los vecinos de cada barrio votan los proyectos destinados al carnaval.

Así, la propia Rosa, junto a Silvia Sánchez, directora de la comparsa Percusión Oeste de Nuevo Alberdi (distrito Norte), diseñaron un proyecto en conjunto que fue votado por los vecinos y permitió solventar la confección de trajes, los instrumentos y el armado de la carroza.

Lo mismo ocurrió en el distrito Sudoeste, con la comparsa Rosario do Samba. El proyecto fue elegido en el Presupuesto Participativo, y también por el programa Ingenia, que lleva adelante el Gobierno de Santa Fe, con el objetivo de apoyar el desarrollo de proyectos socioculturales que tengan a los jóvenes como protagonistas. De esta manera, pudieron renovar los instrumentos de la batería y solventar parte de la presentación de este año.

En este sentido, Vanina destacó: “Es un esfuerzo gigante el que hacemos para mantener viva Rosario do Samba. En 2013 estábamos por bajar los brazos y la gente del distrito (Sudoeste) se nos acercó y brindó su apoyo y respaldo para que pudiéramos seguir funcionando. Nos comentaron sobre el Presupuesto Participativo, y también sobre Ingenia. Después entendimos que el espacio que generamos es único, porque contiene a decenas de chicos de todo el barrio, la mayoría de bajos recursos y que podrían estar en la calle, pero están felices bailando”.

Y siguió: “Este año el proyecto es trabajar dentro del programa provincial Vínculos, donde se presentan proyectos que promueven la seguridad democrática. En este sentido ya hablamos con distintas instituciones del barrio, como clubes y escuelas, que estuvieron de acuerdo con que dictemos clases de baile, accesorios, armado de carrozas y demás, para que se sumen muchos más jóvenes”.

El Rey del Carnaval

El último Rey Momo –así lo dice su diploma–  de los carnavales de Rosario fue Miguel Gómez, de la comparsa Percusión Oeste. Miguel tiene 18 años, es hipoacúsico y se vale del apoyo de todos sus compañeros para seguir las formaciones del desfile y principalmente de las señales con apretón de mano que le hace su compañera, la Reina.

De mañana trabaja como pintor de casas y por las tardes se dedica a ensayar con sus amigos y con su hermana Antonela, de 12 años. Gracias a ella, Miguel empezó a bailar frente al espejo de su casa, y posteriormente entró en la comparsa, donde encontró un lugar donde pertenecer, con gente que lo contiene en los días malos y dónde nadie le hace sentir diferencia por su discapacidad.

“Su hermana es el oído de Miguel en los ensayos y en la vida”, aseguró su mamá, Analía. “Antonela baila desde muy chica y le enseña día a día a mejorar los pasos de baile, que él luego perfecciona en las clases. Bailan todo el día juntos, y a la noche, como Miguel no sabe leer y escribe muy pocas palabras, ella muchas veces se queda hasta tarde leyéndole los mensajes y ayudándole a redactarlos. Son muy compinches”, remarca.

Como un gran ejemplo para los jovenes del barrio, Miguel, humilde y sonriente, demuestra que con esfuerzo todo se logra, y que los carnavales además de ser una fiesta de la cultura rosarina, son un espacio de inclusión, contención y convivencia que se vive todo el año.