23 de noviembre

Feria del Libro

Cultura

Francisco Bitar: «El narrador puede ocupar su tiempo en escribir con impunidad»

El escritor santafesino estará presentando su último libro, Teoría y práctica editada por Tusquets, el sábado 1º de junio a las 18:30 en la sala B del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa.

Francisco Bitar nació en la ciudad de Santa Fe en 1981. Es narrador, poeta y ensayista y el sábado 1º de junio, a las 18:30 en la Sala B del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa, presentará su último libro, Teoría y práctica, junto a Agustín Alzari.

Para él la escritura es una ocupación placentera, a la cual le dedica todas sus mañanas. Publicó los libros de poemas Negativos (2007), El Olimpo (2009), Ropa vieja: la muerte de una estrella (2011) y The Volturno Poems (2015); y los libros de cuentos Luces de Navidad y Acá había un río (2015). Con la crónica Historia oral de la cerveza (2015) se inició la publicación de la trilogía El habla de la tribu, que continuó en 2017 con Mi nombre es Julio Emanuel Pasculli. En el año 2012 obtuvo el premio Ciudad de Rosario por la novela corta Tambor de arranque (EMR) y ganó en 2017 el segundo premio del Fondo Nacional de las Artes por su libro de cuentos Teoría y práctica.

Bitar dice que se siente producto de las editoriales independientes, ya que publicó con la Editorial Municipal de Rosario, con Iván Rosado de la misma ciudad y con la editorial Nudista de Córdoba. “Hay que decir que la Editorial Municipal de Rosario es una editorial institucional, no una independiente, que es creo una manera de pensar su singularidad, pero que además nos puede ayudar a pensar lo otro. Porque si bien es una editorial institucional está en los editores la decisión de hacerse fuerte en el circuito independiente con la presencia en las ferias y en los festivales, composición de catálogo mediante concursos donde los jurados vienen del sector independiente o tienen ahí su afinidad”, comenta.

“La cuestión clave, creo, es por qué apuestan estos editores al circuito independiente. Creo que, si se puede garantizar un tiempo prolongado de trabajo acompañado de buenas decisiones en la formación de un catálogo, como es el caso de EMR, el sello se fortalece y se consolida. Creo que, amén de una colección para notables, que tracciona lo demás en términos de venta, la apuesta de estas editoriales es a las obras, no a los autores. A las obras nuevas, a las obras raras. Nosotros venimos de las editoriales independientes porque alguna vez nuestros libros fueron nuevos o fueron raros. Y vamos hacia las editoriales independientes porque si la llama de la literatura sigue viva, todavía quedan en nosotros los libros raros, los libros menores. Y pasa con los más grosos: Bizzio, Chejfec, Gandolfo, Guebel todos vuelven a las editoriales independientes. Eso por no hablar de Aira, que es un escritor descomunal y tiene la obra más importante de su tiempo. Y sin embargo, es una obra hecha de libros menores, publicados todos ellos en editoriales independientes”, menciona.

En cuanto a la experiencia de editar su último libro Teoría y práctica con una editorial más grande y de renombre como es Tusquets, dice que cree que si las editoriales independientes apuestan a una obra, en una editorial de grupo apuestan también al nombre, o al menos así lo sintió él. “Antes de Teoría y práctica, la cosa caía más del lado del libro; ahora cayó más de mi lado, con las recompensas y los tormentos que eso trae”, dice.

En Teoría y práctica se encuentran cuentos largos que apelan al detalle. Además se dividen en dos partes como menciona el título del libro. Sobre cómo surgieron las historias de este libro, el escritor santafesino, expresa: “Las historias de Teoría y práctica, surgieron mediante la sensación que podemos llamar del Fuera de campo. La teoría del Fuera de campo supone una marca prominente que es lo patente, el origen de nuestro relato, esa información clara pero embrionaria, ambigua: todo lo demás, afuera de ella, aparece desdibujado. Pero, lo mismo que el fuera de campo en la foto o en el cine, es justamente eso que no está lo que nos magnetiza. Lo que no está, lo que ni siquiera suponemos pero nos empuja a asomarnos, es lo que nos lleva a escribir”.

Los personajes están narrados con cierta distancia, en relación a su búsqueda en este sentido cree que mientras más eficaz es un relato, mientras mayor sea el goce en lo que se está escribiendo, mayor es la distancia con nuestros personajes. “Al revés, cuando no nos pasa nada con lo que escribimos, o nos pasa muy poco, recurrimos al énfasis y la pirotecnia”, comenta.

Escribe poesía pero en el último tiempo estuvo publicando narrativa con libros de cuentos. Bitar dice que encuentra en las maneras de decir de la narrativa una excusa mejor justificada para perder el tiempo con la literatura. “El poeta es presa del capricho de las musas, no decide cuándo escribirá; el narrador puede ocupar su tiempo en escribir con impunidad”, señala.

En relación a los escritores del litoral, sus amigos escritores y poetas del litoral inciden en sus textos: su tradición no solamente son sus contemporáneos sino que también son sus afectos. La presencia del río en la ciudad en la que vive dice que es una amenaza cuando se lo ve y un fantasma cuando no se lo ve y que en su escritura no tiene ninguna incidencia.

Hay una generación de escritores y escritoras que están realizando una literatura interesante en Argentina: Mariano Quirós, Mariana Enríquez, Vera Giacone, entre muchos otros y muchas otras. Sobre este fenómeno de nuevas voces literarias (y no tanto), Bitar dice: “Todos esos autores y autoras me gustan. En ellos creo que se está replicando cierto movimiento autoral, el de partir desde una identificación con otros escritores y después ir hacia una expresión más personal, más artística. Si tuviéramos que generalizar, que es justamente lo que no hay que hacer, diría que vienen de cierto realismo y van hacia un lugar incierto. Como a menudo ocurre, ese lugar incierto suele disfrazarse de policial o de fantástico. Te nombro tres libros publicados en Rosario que me fascinaron: el hermoso Cinco días en Colón, de Pauline Fondevila; los diarios de Alberto Giordano, que son extraordinarios (también lo son sus libros de ensayo, también publicados en Rosario: me quedo con El pensamiento de la crítica); y el Mastronardi, una semblanza de Miguel Ángel Petrecca. Editados por Iván Rosado, Beatriz Viterbo y Neutrinos”.

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