30 de octubre

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Comenzó la entrega de escrituras a familias del barrio Molino Blanco

Durante la jornada recibieron las escrituras 35 familias, en tanto a lo largo del mes de abril terminarán de recibir la documentación un total de 180.

Este miércoles 31 de marzo, el intendente Pablo Javkin entregó escrituras de sus viviendas a un grupo de familias del barrio Molino Blanco. El acto se llevó a cabo en el Centro de Convivencia Barrial ubicado en Boquerón 639.

En el marco de los protocolos sanitarios, fueron convocadas a la entrega 35 familias de un total de 180, para poder realizar la actividad con el distanciamiento correspondiente. A lo largo del mes de abril también recibirán la documentación que las legitima como propietarias de sus viviendas las restantes familias, que serán convocadas por grupos.

En el acto, Javkin señaló: "Se trata de un proceso muy importante que inició en el 2004 con el intendente Hermes Binner, con el programa Rosario Hábitat, y que se fue continuando hasta el 2019 y que ahora culmina con la entrega de las escrituras, el título de propiedad para cada una de las vecinas y los vecinos del barrio. En todo proceso de urbanización, existen las mejoras, las aperturas de calles, pero el objetivo final es que cada persona sea dueña de su propia casa y lo pueda tener documentado, poder consolidar su derecho y lo que hicimos hoy".

A mediados de 2018, el municipio inició el proceso de escrituración del barrio; para ello, los equipos del programa de escrituración municipal del Servicio Público de la Vivienda y Hábitat, actualmente perteneciente a la secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat, visitaron casa por casa y asistieron a las familias para reunir la documentación necesario para lograr la escrituración de sus viviendas.

Quienes se encuentran en el sector escriturado son vecinos de los lotes correspondientes a las manzanas 1, 2 y 3, ubicadas entre Ayacucho, pasaje 525, colectora Juan Pablo II y pasaje 529, del barrio Molino Blanco, en el distrito Sur de la ciudad.

Antonia vive en el barrio desde que llegó con sus padres a los 8 años. Luego formó una familia y tuvo a sus hijos en el barrio. "Al fin llegó el momento, estoy muy feliz, estoy muy agradecida", comentó. Y agregó: "Este barrio era todo campo, de a poco se fue llenando de casas y también se hicieron calles cuando llegó el Casino. Este es un día histórico, con sacrificio hicimos nuestra casa y hoy finalmente tenemos la escritura".

Molino Blanco comenzó su transformación de asentamiento a barrio consolidado en 2004 a través del Programa Rosario Hábitat, llevado adelante por equipos técnicos y sociales del Servicio Público de la Vivienda y el Hábitat (SPVH).

Cabe destacar que la intervención a través de Rosario Hábitat llevó mejoras y servicios a 807 familias y el mejoramiento de 564 lotes. En total, 232 grupos familiares fueron relocalizados y otros 11 recibieron compensaciones económicas.

Entre los trabajos de infraestructura que se concretaron en el barrio se destacan la apertura de calles, el estabilizado de arterias con carpeta asfáltica, la construcción de unos 5 mil metros de vereda y más de 7 mil metros de cordón cuneta y la colocación de 115 columnas de alumbrado público. Además, se instalaron dos subestaciones transformadores de la EPE, se ejecutaron 5.000 metros de la red de gas y se realizaron obras complementarias para evitar anegamientos ante lluvias intensas, entre otros trabajos.

El origen de Molino Blanco

Su nombre se debe a la denominación de un pequeño tambo existente en el lugar, a comienzos del siglo pasado. Posteriormente, cuando el barrio se fue poblando un grupo de comerciantes tomó esa denominación para apodar a su negocio, como así también una empresa de transporte público de pasajeros.

Aunque la mayoría de la gente usa ese nombre para referirse al barrio, en el borde Norte (donde se emplazan viviendas con frente al Pasaje 529), muchas familias adoptaron la denominación que corresponde a las jurisdicciones de las vecinales de la zona: Vicente López y Planes o Magnano.

Al respecto de este último, durante muchos años existió un terraplén que dividió este sector del resto del barrio, y algunas instituciones de esa zona adoptaron su nombre.

Más de cien años de historia

El primer hecho urbano del sector fue la habilitación de las vías del Ferrocarril General Provincia de Buenos Aires en 1907, que ingresaba a la ciudad al atravesar el arroyo Saladillo, tomando hacia el noroeste y corriendo paralela a la calle Ayacucho hasta la ex estación La Bajada, hoy ocupada por el asentamiento Cordón Ayacucho. Con la nacionalización de los ferrocarriles en 1949, pasó al ferrocarril General Belgrano y dejó de utilizarse.

Finalmente, el 12 de febrero de 1969 el ramal fue desafectado desde la calle Lamadrid hasta el arroyo Saladillo, según resolución de la Secretaría de Transporte de la Nación.

Antes de la formación del asentamiento, la zona estaba ocupada por quintas y cañaverales. En el arroyo había un balneario que dejó de utilizarse luego del dragado. Los terrenos circundantes eran utilizados por el club Guillermo Tell, para realizar prácticas de tiro.

El primer sector en ocuparse fue el de ambas márgenes del terraplén, sobre la antigua traza de vías de ferrocarril. Las primeras familias –procedentes en su mayoría de la provincia de Corrientes– se ubicaron hace aproximadamente cuarenta años. Posteriormente, el terraplén fue desmontado progresivamente por las mismas familias que ocupaban el lugar y por la Municipalidad, que utilizaba la tierra como material de relleno para obras públicas.

Los pobladores también rellenaron una laguna que se extendía desde calle Buenos Aires hasta calle Bermúdez e instalaron eucaliptos y cañaverales en la zona del terraplén. El asentamiento continuó creciendo en la lonja de terreno ubicada en la vereda sur de calle Guillermo Tell, extendiéndose en forma progresiva desde Ayacucho hacia el oeste. Finalmente, las radicaciones más recientes completaron el sector del acceso a avenida de Circunvalación.

La Capilla Nuestra Señora de Itatí es uno de los lugares de referencia más importantes. Relatos barriales sitúan su origen en el hallazgo de una imagen de la virgen abandonada, entre cañaverales.

Presentes

Además, estuvieron presentes el secretario de Desarrollo Humano, Nicolás Gianelloni; la vicepresidenta del Servicio Público de la Vivienda (SPV), María Inés Capón; el director general jurídico del SPV, Juan Manuel Scarabaggio, subsecretaria de Hábitat, Josefina del Río, entre otros y otras.