Historias de clubes: Huracán, pelota paleta y un culto a la tradición deportiva
La institución céntrica creada en 1927 y refundada en 2018 mantiene el legado de vincular a los pelotaris en torno de esta particular disciplina donde la confraternidad es común denominador
Huracán es mucho más que un Club Social y Deportivo. Mantiene encendida la llama de la pasión por la pelota paleta. Fue fundado el 20 de febrero de 1927 por un grupo de jóvenes pelotaris que decidieron inyectarle desde las entrañas de Paraguay 451 el sello propio a una disciplina particular y muy ferviente, cuyos orígenes se remontan a la especialidad que tiene su esencia natural en Europa. Es una modalidad de la pelota vasca y en Rosario sobresale “El Templo” como epicentro para despuntar este sano vicio, donde se potencian vínculos y la confraternidad predomina por excelencia.
“El Templo” es presidido por Guillermo Zecchini, quien además de ser un exquisito pelotaris sigue con el legado que le dejaron su padre y hermano. Pero se percibe a simple vista que a su lado tiene un puñado de dirigentes leales y tenaces con quienes refundó hace poco este espacio céntrico.
La historia marca que en marzo de 2018 se hizo la asamblea extraordinaria donde se le dio nuevamente vida a Huracán, que cuenta con tres pisos. Tiene un bufé, una impecable cancha, conserjería, vestuarios, un salón de usos múltiples, un gimnasio chico, una oficina y amplia terraza. En breve se materializará un centro de entrenamiento.
Otro dato que sobresale es que es el lugar donde más se juega a la pelota paleta en la ciudad. Tienen un plus invaluable: es integrador e inclusivo. La pandemia frenó la sociabilización, los torneos internos, pero no impidió que la dirigencia ejecutara un plan de obras importante.
“Estamos haciendo un reacondicionamiento y readecuación de la fachada. Haremos pintura y arreglos en el bufé. También en la iluminación, pintura de techo de la cancha de paleta, mientras que se hará un importante trabajo en la parte del frontón y pondremos nuevas ventanas”, contó el secretario Guillermo Antonelli, quien además es un pasional pelotaris desde hace décadas. “Jugar acá es todo”, acotó con emoción.
“La cancha tiene 23 metros de largo y ocho de largo. Se juega con dos parejas, que están compuestas por un zaguero y por un delantero”, afirmó Antonelli. “Los partidos pueden ir de media hora a una, y son a 15 puntos. Es un deporte hermoso, por ahí desde afuera no puede sentirse lo que se vive y se siente por dentro”, apuntó con la voz entrecortada.
Guillermo destacó además que “este es un deporte que no pone límites a la edad”. Por caso, el Nene García, quien salió en su momento campeón argentino de pelota paleta y pisa los 80 años, estaba activo hasta el 2018.
“Pupi Gardella cumplió los 80 y, sin embargo, hace poco jugaba tres veces por semana. Esto es lo que tiene pelota paleta, no te excluye con el paso del tiempo”, sintetizaron los directivos con firmeza.
Huracán sigue en pie merced al constante movimiento de pelotaris. El club cuenta con una masa societaria de 80 personas, que se congregan a jugar de lunes a sábados de manera fraternal. Otro dato es que el campeón mundial Mario Basualdo también hace presencia en El Templo a la hora de entrenar fuerte y exigente.
Las chicas entraron en escena
El cupo femenino pasó ahora a conformar una pieza en el tablero social integrador e inclusivo de Huracán. En un hecho histórico, la política interna de esta gestión es abrirle además las puertas a todas las edades para pasar un grato momento, sociabilizar y confraternar en un deporte particular y tradicional.
De hecho, la campeona Irina Podversich es de Ramírez, Entre Ríos, y fue pionera en Huracán. Tiene varios títulos bajo su punzante y eficaz muñeca. En 2013 se proclamó campeona mundial Sub 22 en trinquete. Fue plata al año siguiente en el Mundial de mayores. En 2015 obtuvo el oro en la Copa del Mundo de mayores (trinquete), entre los cetros que acumuló desde 2011 en adelante.
A la Polaca se sumaron hace unos meses varias más. Como la también múltiple campeona mundial Lucila Bussón, quien acumula un prestigioso currículum a nivel internacional desde hace una década a esta parte. Es una ganadora nata.
En un reciente torneo Nacional de damas. Jazmín Morales salió campeona en Gualeguay haciendo dupla junto a Vanina Sánchez en la categoría “Goma B”. Es otro orgullo de Huracán.
Deportes y bailes en el recuerdo
Las instalaciones contaban con otra fisonomía. Eran más amplias. Además de la cancha de pelota paleta la institución se destacaba por ofrecer a la masa societaria pileta semiolímpica de 25 metros de largo que funcionaba durante todo el año. De hecho, Huracán fue uno de los pioneros en ejercer la práctica de waterpolo en Rosario, además de promover varios nadadores.
A eso hay que agregarle que durante las décadas del 50, 60 y 70 organizaban bailes los domingos, donde incluso grandes orquestas de tango daban el presente en el enorme recinto.
“Este lugar era gigante. La pileta tenía un innovador sistema de cerramiento a nivel nacional. Se cubría toda la superficie con una plataforma de madera, y ahí se armaba la pista”, describió Antonelli con orgullo y cierta melancolía, mientras el resto de sus pares asintieron con la cabeza y mirada de añoranza.
El rugby era otro deporte que supo congregar a muchos juveniles que despuntaban el vicio de la ovalada “en la cancha donde luego fue fundado Los Caranchos”. A eso hay que agregarle básquet, como además gimnasia y vóley.
Adquisición del edificio
A principio de los 80 se produjo el fallecimiento del dueño de la entonces yerbatera Martin. “Fue ahí que los herederos decidieron poner a la venta el edificio, que era tres veces más amplio que ahora”, apuntaron los directivos casi al unísono.
“Como algunos de los Martin eran fanáticos de la pelota paleta, además de que uno de ellos fue uno de los fundadores y primer presidente de Huracán, la comisión directiva del club de ese momento propuso adquirirle el predio porque no tenían intenciones de mudarse. Del otro lado aceptaron e incluso ofrecieron una línea de crédito blanda y a un precio diferencial, que posibilitó comprar este espacio, que conservamos con mucho cariño”, deslizó Antonelli.
Mientras que el presidente Zecchini añadió: “Creo que se había dejado incluso antes de morir Martin una petición. Era que se vendiera al club el lugar donde estaba la cancha para que se pudiera seguir jugando a la pelota paleta. Y acá seguimos, con un edificio histórico de tres pisos”.
Con la compra del inmueble se hizo un ambicioso proyecto. “La idea era expandirnos y hacer una cancha de squash como otras reformas muy importantes a nivel interno”, confió el presidente.
Más que comisión, una familia
Dentro del recinto, y mientras de fondo se escucha el constante peloteo, Zecchini y Antonelli planifican en la intimidad del bufé los futuros proyectos a desarrollar junto a los files laderos Lisandro Maronna (vicepresidente) y el síndico Sebastián Zubizarreta. Ellos son una parte de la comisión que siente este espacio como propio, ya que hay un puñado más de directivos que también colaboran por amor al club.
“Esto es más que un club, es una familia”, puntualizó a su turno Zubizarreta mientras se reacomodaba meticulosamente su boina. “Nos planteamos de entrada hacer grupos. No todos son del barrio centro. Hay de todas las zonas".
El legado Zecchini
Decir Zecchini en este ambiente es hacer referencia a una familia tradicional. No sólo de la pelota paleta sino de Huracán. “El padre fue presidente en los 80, luego el hermano, Gustavo. Después llegó Guillermo. Pero ellos están muy arraigados a este club y deporte en especial”, confiesa Maronna ante la atenta observación del actual titular del club, quien solo asintió con la cabeza en cámara lenta. “Es de perfil muy bajo”, comentó al instante otro directivo en medio de un respetuoso silencio de misa.
“A mediados de los 80’ asumió mi papá, Gualberto. Lo hizo porque ya no quedaba casi nadie de gente acá”, recordó con una sonrisa Guillermo. “Después llegó el turno de mi hermano, Gustavo. Estuvo desde 2006 hasta 2014. Hizo muchas cosas positivas acá, pero se cansó. Y como había que seguir con este club adelante, nos hicimos cargo entre todos. Porque esto es de todos”, deslizó el actual referente institucional mientras miró con emoción en los ojos a cada uno de los colaboradores que tenía a su lado.
Según contaron, y destacaron en el club, Guillermo (56 años) es uno de los mejores pelotaris de la ciudad. Y tiene un objetivo como el resto de sus pares: abrir una escuelita de pelota paleta para niñas y niños, para que confraternicen ante todo y sean luego los futuros referentes generacionales de “El Templo”, el lugar por excelencia donde se practica esta particular y pasional disciplina.